viernes, 13 de febrero de 2009

La cuarta, una quimio muy diferente


Dulós:
Nada de náuseas o vómitos, nada de hongos en la garganta, nada de llagas en la boca y bastante dolor de encías: así han sido los efectos de la cuarta sesión de quimioterapia, todo lo contrario a las tres anteriores. Lo que sí va en aumento es el cansancio. Ahora estoy agotada todo el día, y por poca actividad que tenga, me duelen especialmente piernas y brazos. Soy incapaz, por ejemplo, de batir un huevo. Vaya, que no sirvo para casi nada…

Pero esta nueva sesión de quimioterapia ha conllevado una situación física que desconocía hasta hoy. He descubierto y padezco lo que son los sofocos. A menudo me invade una sensación de calor extremo en mi cuerpo y en pocos segundos me quedo totalmente bañada en sudor, todo ello acompañado de una angustia momentánea y profunda.

Además del dolor en los pechos, los sofocos también me impiden dormir. Me cubro con la colcha, y a los pocos minutos me entra el acaloramiento. Entonces me destapo completamente, pero claro… enseguida siento un frío terrible, entre otras cosas porque las gotas de sudor se han vuelto tan heladas como un témpano. Me vuelvo a tapar, y de nuevo otro sofoco…

Otro de los cambios que ha experimentado mi cuerpo tras esta cuarta sesión es un dolor casi constante en los ovarios. Siento un malestar parecido al pre-menstrual, pero el periodo nunca llega. Mi oncóloga me avisó de que con la quimioterapia se retiraba la regla. A mi ya hace 30 días que no me viene. Seguramente ya no volveré a tenerla hasta que esté completamente curada, si es que no me ha llegado ya la hora de la menopausia. Estoy convencida de que los sofocos que padezco tienen que ver con esta pérdida de la menstruación. En todo caso, tendré que confirmarlo durante mi siguiente visita a la doctora.

Dos días antes de ir al Hospital para la quimio llegaron mis padres de Palamós, Girona, para ayudarme durante estos días de horas bajas. Nunca habían viajado tanto a Madrid como ahora: Jordi y Montserrat están tan pendientes y preocupados por mí que no dejan pasar la ocasión de venir a verme siempre que pueden. Yo me siento tremendamente feliz cuando están en casa. Mi madre me trata como a su “niña pequeña”: me obliga a tomar mil y un zumos de naranja que ella misma exprime, me prepara comidas lo más sanas posibles, me compra todo lo que necesito para mí o para la casa… y me acompaña de paseo o de tiendas. Además, ella que es una mujer con un gusto excepcional para la decoración, cada vez que viene a mi casa me arregla o redecora mi hogar… con el permiso de Edu y mío, por supuesto.

Mi padre, que es un manitas, me arregla todas aquellas cosas que con el tiempo se estropean, como una barandilla, un estante o el cable de una lámpara que mis perros han roído. Y también me coloca los muebles o espejos que mi madre ha adquirido. Vaya, que son unos verdaderos artistas y lo más importante, su gusto en la casa coincide con el mío.

Mis padres volverán a Madrid para la sexta y ultima quimioterapia. Ya estoy esperando con ilusión que lleguen esos días. Seguramente me encontraré fatal, pero su alegría y amor se me contagiará enseguida. Los amigos los eliges, pero la familia es la que te toca. En estos momentos doy gracias a la vida por llevar la sangre Doménech Ruera.

5 comentarios:

Inma dijo...

Los mimos de los padres. De niña padecí una enfermedad que me hizo estar en cama año y pico, tenia mucha fiebre y dolor de cabeza, cuando mi madre colocaba su mano en mi frente el dolor se borraba como si sus manos fuesen curativas.
Disfruta de esas manos dulces de mamá, que por mucho que te quieran, nadie, absolutamente nadie, te va a querer como tus padres.
Mil biquiños y mimitos, chica guapa

Anónimo dijo...

Querida Dulós, me emocionan tus palabras siempre. No soy sacerdote, tan solo una persona que intenta tener un sentimiento cercano de Dios, estoy casado y mi mujer está embarazada de nuestra pequeña, que nacerá en Mayo.
Que te puedo decir yo de la voluntad de Dios, que te puedo decir de tu enfermedad, que puedo contarte... Te diré que rezo por ti, que la vida a veces se complica , pero no hay que tirar nunca la toalla, siempre hay que ser fuerte, y se que tú lo eres...
Dios mio.
Dios mio...
Ten presente siempre a tus familiares, tus padres, tu pareja,
tus amistades...
Nunca desfallezcas, por favor, cuando tengas algún altibajo, dibuja en tu interior una maravillosa puesta de sol, y piensa que es el mismísimo Dios, quien ha creado para ti, ese atardecer.

querida Dulós, se fuerte y ten fe

Sabes una cosa, cuando nazca mi niña, quiero que la conozcas...
Por ello, ponte buena y ánimo guapa.
Un abrazo cercano de amistad
Lluis

Aspartico dijo...

Siguiendo el blog de Piruleta, he visto el tuyo. Vivo en su misma población y lo conozco desde niño. Doy fe de que no es sacerdote, sino una persona de fe y con un corazón enorme, enamoradísimo de su mujer, pero también de todos los demás (amigos, nuestros hijos, su perrito, las abuelas con las que se cruza por la calle). vamos, que como a él le gusta decir, !una maravilla!

rivela dijo...

Ánimo Dulós , que ya se ve luz al final del tunel, y por supuesto déjate querer y arropar por tus padres y familia que son quienes realmente están cuando se necesitan. ánimo.saludos

Anónimo dijo...

Eiii, m'alegra saber,que a la que perdo pistonada, ja has escrit moltissimes coses. Em fa feliç veure el canvi d'efectes que ja ha fet la quimio. Jo apartir de la 4º em feiem molt mal les articulacions, però ja ho veuràs, també passa, i amb la radio i sense agulles, tinc la sensació d'un pollastre alast. Molts petons