martes, 16 de diciembre de 2008
lunes, 15 de diciembre de 2008
¡Sin pelos en la lengua ni en la cabeza!
Dulós:
Llegó el gran día. El día que tanto había temido desde que en aquella amarga mañana de agosto me dijeron que padecía cáncer de mama: el de rasurarme completamente la cabeza. No fue un momento nada fácil; aún así, me armé de valor y me enfrenté a la situación con una mezcla de inquietud y optimismo. Hacía días que me imaginaba la situación y había tenido el tiempo suficiente de prepararme psicológicamente para no derrumbarme. Y lo conseguí.
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jueves, 11 de diciembre de 2008
A Jirones...
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Eduardo me ha despertado como todas las mañanas: con un cariñoso beso en mi mejilla. Inmediatamente después, mis dos perros -Mistu y Gos- me han comido a lametones, su particular manera de darme los buenos días. Me he tocado la cabeza con las manos y mi cabellera estaba intacta, y en el cojín -de color amarillo limón- no había ningún resto de cabellos caídos. He sonreído a Eduardo y medio dormida me he tomado un zumo de naranja recién exprimido. Cuando mi pareja se ha ido a trabajar, yo he aprovechado para descansar un poco más. Con la quimioterapia las mañanas se me hacen especialmente cuesta arriba.
Hoy quería ir al banco y a hacer unas compras, así que a mediodía, ya me he puesto las pilas. Me he desperezado y
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Imagino que todas las mujeres que recibimos quimioterapia esperamos con ser una de las pocas afortunadas a las que finalmente no les cae el pelo. Yo, cada día que pasaba soñaba con ello y albergaba esa gran esperanza. Pero no ha sido así.
No sé cómo estará mi cabeza mañana. No sé con la rapidez con la que caerá el cabello. Pero yo me adelantaré con la máquina de rasur
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miércoles, 10 de diciembre de 2008
El mañana no existe
Estos últimos días me encuentro bastante bien, aunque un poco más cansada de lo habitual. Y del resto de síntomas que me avanzó la oncóloga, los padezco todos. Me han salido unas llagas en la boca que son muy molestas. Por fortuna, mi amigo Enric, que también ha padecido cáncer, me ha aconsejado una crema dental que lleva mucho bicarbonato, que de momento me esta funcionando bastante bien. También sufro de bastante mucosidad en la nariz. Es un goteo permanente un poco molesto. Y los ojos los empiezo a notar bastante resecos. He empezado a usar lágrima artificial que me alivia bastante.
Y la cabeza, ¡no os podéis imaginar lo que me pica y duele el cuero cabelludo! ¿Será por qué se me va a caer el pelo pronto? De momento, no se me cae, pero lo primero que hago nada más abrir los ojos por la mañana es llevarme las manos a la cabeza para comprobar si ya estoy calva. Pero de momento, sigo con todo mi pelo.
Ya que son pocos los días que me quedan para volver a estar fuera de juego, tengo que organizarme para aprovechar muy bien los días útiles. Ya no hago nada por compromiso o porque socialmente h
Y así lo hice cenando con mis amigos Sergi y Pilar. Él, productor de televisión, y ella co-presentadora del programa “Saber y Ganar” de TVE -por cierto, lo haces fenomenal y estás guapísima-. Hablamos de la tele, de nuestros trabajos, de cotilleos de nuestra profesión, y pasamos una velada muy agradable. Sergi siempre se preocupa por mí porque cree que como poco, y esta vez nos invitó a cenar a un restaurante muy especial. Pilar es muy cariñosa y generosa, y me colmó de mimos y abrazos. Un buen recuerdo para una deliciosa noche de diciembre.
martes, 9 de diciembre de 2008
¡Y yo con estos pelos!
Después de derramar infinidad de lágrimas, de afligirme, quejarme, y lamentarme, hoy, por fin puedo afirmar que… ¡
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Con el pelo corto me siento liberada. Liberada porque ya no le temo a las tijeras, y el miedo siempre comporta dolor. Nunca más sufriré en una peluquería porque el oficial me corte unos centímetros de más. Se acabó. Ahora la libertad que siento se transforma en su
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Y es que tengo un peluquero excepcional. Se llama Antonio Mahugo y en su centro “La Belleza Oculta”, además de cortarte el pelo y peinarte, te hace terapia personalizada. En su peluquería sólo trabaja él y su ayudante Lara. Nadie más. Me gusta definir a Antonio como a un “artista”. A parte de peluquero y estilista, es escritor, actor, bailarín, pintor, maestro de reiki, y un consejero espiritual para muchas personas. Su fortaleza,
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Al llegar a la peluquería estaba un poco abatida. Otra vez debía pasar por el suplicio de un nuevo corte de pelo, y esta vez, un corte total. Mis amigos Miriam y Jorge se acercaron al centro para hacerme la sesión un poco más agradable. Antonio empezó a cortar y comenzó su terapia. Me recordó las sabias palabras d
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Eduardo:
Otro paso más dentro de esta larga travesía, adelantarnos a la caída muy traumática del cabello de Dulós. Si, muy traumática porque casi nunca lo ha llevado corto, y para ella, es SU pelo. Demasiados cambios en su cuerpo, demasiadas sensaciones y hay que acomete
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Pues como siempre llegamos muy justos a la peluquería, culpa del tráfico en Madrid, eso sí que no tiene arreglo… Y ahí estaban Miri y Jorge esperándonos, siempre que vamos a la pelu, ahí están. Ya estamos los 5 charlando y con la sonrisa puesta cuando Antonio empieza a cortar. Y esta vez ha cortado mucho, la ha dejado como si fuera un chavalín! Pero entre tanta charla y chascarrillo, Dulós lo ha llevado muy bien.
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Desde entonces, cada mañana cuando se despierta lo primero que hace es llevarse la mano a la cabeza y me pregunta: ¿todavía tengo pelo? Y cada mañana le pongo mi mano en su cabeza y le doy un beso de buenos días, “tranquila nena, esto pasa rápido”.
domingo, 30 de noviembre de 2008
Sólo quedan cinco
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Una bolsa negra llena de un líquido rojo que recuerda la sangre. Así se presentan los fármacos de la quimioterapia a los pacientes. Asustada, te sientan en un sillón, y durante dos largas horas te inyectan esa sustancia dentro de las venas. Una sustancia que para salvarte, antes te romperá y martilleará.
Y así ha sido. Hoy por fin he sido capaz de levantarme del sofá y escribir cuatro líneas. El martes por la tarde me inyectaron los medicamentos de la quimioterapia. Durante las dos horas de sesión, no noté nada. Al llegar a casa, tampoco. Cené bien, y me tumbé en el sofá a dormir. Todo normal. Estaba asustada y nerviosa, esperando alguna reacción
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La Dra. García Estévez me había explicado perfectamente cuáles son los efectos secundarios de la quimioterapia que se repiten cada tres semanas. Y no se había equivocado. Los primeros días, nauseas, vómitos y cansancio. A los 15 días, alopecia e irritación de la mucosa bucal, y a los 18 días conjuntivitis. Aunque he hablado mucho de mi pelo, y ya me lo he cortado bastant
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Otros efectos de la quimioterapia son diarrea o estreñimiento y sequeda
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Hoy estoy muy contenta porque me encuentro bien. El cambio lo he notado nada más abrir los ojos. Me he sentido limpia, con el “veneno” fuera de mi cuerpo. En la primera sesión me he encontrado mal sólo 4 días, pero sé que en la segunda será peor, porque ya no estaré tan fuerte físicamente. Me quedan cinco sesiones de quimioterapia… ¡ya sólo necesito una mano para contarlas!
lunes, 17 de noviembre de 2008
Tertulia en el quirófano
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No os podéis imaginar la alegría que sentí el viernes al ver de nuevo la zona de quirófanos del Hospital de Madrid Sanchinarro donde el 23 de septiembre perdí mis pechos. Era como volver a lo que yo pensaba que era el patíbulo… pero donde no encontré la muerte, sino el inicio de mi salvación. Me reencontré con los celadores y las enfermeras y enfermeros. Les saludé con mucho cariño, porque me vino a la mente la ternura con la que me atendieron en aquellos difíciles momentos, aunque para ellos hoy no era más que la paciente número dos de esta mañana.
Dos doctores se acercaron a mí y me pidieron permiso para mirar mi escote. “¿Qué pasa?” les pregunté. Y me respondieron: “Tenemos un conflicto de espacio”. Me iban a colocar un Port-a-cath, que es un catéter que se introduce bajo la piel en el tórax que lleva un tubo que va a una vena cercana al corazón, la subclavia, y sirve para evitar pinchazos en los brazos durante la administración de la quimioterapia. El catéter del Port-a-cath va unido a un reservorio o receptáculo de titanio con silicona y que es lo que se pincha con unas agujas especiales. Los cirujanos, al ver mi escote, se dieron cuenta que ya llevo dos reservorios de titanio para rellenar los implantes de mis pechos. Y era complicado colocar este tercero en su espacio habitual. Así que decidieron colocarlo unos centímetros más arriba, casi tocando al cuello.
Todo listo. Los celadores me entran en el quirófano. Estoy tumbada en la camilla. La intervención es con anestesia local, y yo, ilusa de mi, pienso que no va a ser
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En el quirófano, el cirujano me obliga a tener la cabeza girada hacia mi lado izquierdo. Allí está trabajando un enfermero con el aparato de rayos x que le va proporcionando al doctor imágenes casi instantáneas de mi tórax. Lleva un traje protector un tanto estrafalario. No puedo dejar de mirarle. “¿Y este traje?”, le pregunto. “Es para protegerme de los rayos x, porque este trabajo lo hago todos los días… bueno, en realidad lo llevo porque me sienta bien”. Consigue que sonría y que me relaje un poco. De repente, dejo de escuchar la máquina de los latidos del corazón y oigo un pitido uniforme. “¡Me he muerto!”, exclamo. Pero no es que mi corazón haya dejado de palpitar, no, es que los pitidos de esa máquina correspondían a frecuencias del bisturí. Durante los siguientes minutos no paro de hablar. Les digo que lo hagan todo extremadamente bien, porque estoy escribiendo un blog, y lo explicaré todo en Internet. Ríen y prometen una intervención perfecta.
Las manos del cirujano siguen trabajando y el dolor no se detiene. Ahora el doctor ya ha colocado el reservorio en mi cuerpo
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A la media hora, el cirujano, por fin cierra la herida, me ponen unos vendajes, y me llevan a la habitación del Hospital de día, donde una vez supervisada por el médico, me dan el alta. 3 días con calmantes y 20 sin hacer fuerza con el brazo derecho. Cuando me pregunten por la colocación del Port-a-cath, seguro que sólo recordaré la agradable tertulia que organicé en el quirófano.
sábado, 15 de noviembre de 2008
Apurando cada segundo
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Mi sobrino Biel abrió los ojos a la vida hace un mes, el 14 de octubre. Recién nacido, su madre, -mi hermana pequeña, Cesca- nos envió su fotografía a través de un SMS. Al ver a esa criatura tan hermosa y tan frágil me emocioné tanto que empezaron a caerme las lágrimas. “¡Qué bon
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Eduardo y yo deseamos tener un hijo, pero hasta ahora no ha habido suerte. Pero al someterme al tratamiento de quimioterapia, no ten
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Hace tres fines de semana, el sábado, nos subimos al coche y mi pareja y yo viajamos a la población catalana de Premià de Mar, donde vive Cesca con su marido Miquel y su hijo Oriol de dos años, a conocer al nuevo miembro de la familia: Biel. El peque es un niño muy guapo y bueno y sólo llora cuando tiene hambre. Para mí, este nacimiento es muy especial. El
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Y ese fin de semana practiqué ese lema. El domingo por la mañana, los primos de Eduardo, Marta y Julio, que casualmente también viven en Premià de Mar, nos invitaron a navegar. Me sentí libre, vital… me crecí en la proa de la embarcación como la protagonista de Titánic… El mar estaba en calma, hacía sol y la temperatura era agradable. Fue una mañana estupenda. No tenía ninguna otra preocupación que la de disfrutar del día y de la compañía de la familia. Luego nos invitaron a comer una excelente paella y nos despedimos hasta la próxima visita, que espero que sea en Navidades.
Y el domingo por la tarde, mi familia materna –toda vive en Cataluña- me preparó una gran sorpresa. Fui a visitar a mi tía Pilar, la enfermera, en Granollers, imaginando qu
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Eduardo:
Pues si, el día que recibimos la foto de Biel tomamos conciencia de que ya no podríamos tener un/a peque. Fue un momento tenso en el que Dulós miraba la foto con ojos ll
Y el viaje fue de los mejores que hemos hecho, aunque sólo durase 4 días. Su familia había montado una fiesta para ella, son gente increíble muy muy buena gente, y en todo momento han estado con ella. Están consiguiendo que todo esto pase mejor y más rápido para Dulós. Con sus hermanas, su cuñado, Biel y su hermanito lo pasamos de miedo, vaya p
A su familia, a la mía, a amigos y conocidos desde aquí quiero mostrar mi eterna admiración y gratitud por estar ahí haciendo que todo sea más fácil, mucho más fácil.
martes, 11 de noviembre de 2008
Primer corte de pelo
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Hace 32 años que no me corto mucho el pelo. Desde los 13 años. Y entonces lloré durante días. Siempre he querido llevar el pelo largo. Desde pequeña. Me gustaba lucir melena. Durante el verano de 1976 me apunté a unos campamentos en los Pirineos con el centro excursionista de Granollers. Mi madre debió pensar que sería más cómodo y más práctico para mí llevar el pelo corto en la montaña. Así que, cuando fui a la peluquería de mi pueblo yo sola a cortarme las puntas, mi madre había ido antes a hablar con la pel
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Siempre luzco una cabellera muy larga. Me gusta. Me siento bien.
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Y hoy, precisamente he tenido que corta
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Quimioterapia, Sí
“Tendrás que someterte a quimioterapia. Tu caso es muy complicado. En su estudio he empleado mucho tiempo.” Así me comunica la doctora Laura García Estévez la fatal noticia. Al hablar, la médico me mira directamente a los ojos, y utiliza una voz dulce pero firme y contundente. Yo, hacía días que estaba nerviosa. Cuanto más se acercaba la cita con la oncóloga, más me dolía el estómago y más inquieta me encontraba. Tenía el presentimiento de que me diría que sí debía recibir quimioterapia. Y yo misma me tranquilizaba pensando que lo primero era conservar la vida, que las sesiones pasarían rápido, que mi fortaleza me impediría caer en un pozo profundo… Pero no cabe duda de que una ínfima esperanza me mantenía animada, pensaba que quizá tendría suerte y no tendría que pasar por este tratamiento tan duro… Al recibir la noticia me quedo inmóvil, con la mente en blanco. No siento nada. No digo nada.
Mis sentimientos ante la quimioterapia son contradictorios. ¿Quizá es que en el fondo deseo recibir quimioterapia? Si me hubieran dicho que no, ¿siempre me habría quedado la duda de que alguna célula maligna campara a sus anchas por alguna parte de mi cuerpo? ¿Hubiera tenido desesperantes pesadillas en las que me anunciaban que el cáncer reaparecía en mis pulmones o en mis huesos? Me aterra recibir el tratamiento, pero también me aterra irme a casa sin él.
“¿La prueba del fish her2 ha salido positiva?”, le pregunto a la doctora Estévez? Incomprensiblemente me contesta que no, que ha salido negativa. Me qu
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Ahora me siento realmente enferma. Enferma de verdad. Cuando me dijeron que
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El 25 d
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Eduardo:
El día de hoy ha sido complicado, toda la mañana preguntandonos que diría la oncóloga y, por supuesto, agarrandonos como locos a la última visita en la que nos dijeron que quizás podríamos librarnos de la quimio… Pero por desgracia va a ser que no, el cáncer de Dulós era “virulento”, así que la doctora nos explica los resultados de las últimas pruebas, tiene la decisión tomada de antemano, pero aun así prefiere explicarnos muy llanamente cuales han sido y Dulós, con esa entereza que lleva demostrando desde el primer día, decide sin ninguna duda someterse al tratamiento. ¡Qué puedo decir!!!. Un momento de susto, un par de miradas entre nosotros y ya está, a mentalizarse y a prepararse para lo que haga falta.
domingo, 2 de noviembre de 2008
Por fin en casa...
“Nena, parece que estés trabajando, todo el día con el teléfono en la oreja y la agenda abierta”. Mi madre sonreía: se sentía orgullosa de que los amigos no se hubieran olvidado de su hija. Todos los días venían a verme y me hacían pasar un buen rato.
Sólo yo era plenamente consciente de que al cruzar el umbral de mi casa empezaría a vivir lo que era mi nueva vida. Atrás quedarían los cuidados de las amables enfermeras del hospital, la cama mecanizada, los medicamentos con el gota a gota… Ahora me enfrentaba a unos utensilios y mobiliario normales, y no sería nada fácil adaptarme a ellos.
La primera noche en casa intenté pasarla en la cama de matrimonio junto a Eduardo, pero de madrugada, desistí y me fui al salón. Las cicatrices del pecho me dolían mucho y sólo podía dormir mirando al techo. En la cama, inconscientemente, intentaba darme la vuelta, y cada dos por tres y me despertaba con un inmenso dolor. Intenté poner cojines a ambos lados de mi cuerpo, pero igualmente me daba la vuelta. Durmiendo en el sofá, al ser estrecho, no me muevo, y duermo de un tirón toda la noche. Hace ya más de un mes que he vuelto del hospital y sigo durmiendo en el sofá del salón. No sé cuánto tiempo seguiré durmiendo sin Eduardo a mi lado. La verdad es que es triste y duro.
El cirujano plásti
Otro de los inconvenientes que tuve al llegar a casa fue para comer. En las axilas tenemos muchas terminaciones nerviosas, con lo cual sufrí mucho dolor en los brazos y casi no podía moverlos. A parte de que necesitaba que me cortaran la comida en trozos pequeños, el plato debía estar a pocos centímetros de mi boca, porque no podía hacer el movimiento de subir y bajar las manos. Mi madre lo solucionó estupendamente con la bandeja del microondas.
Cuando por fin puedes salir a la calle, nada de llevar peso. En el bolso, sólo las llaves de casa. El primer día, quieres verte guapa y maravillosa, después de tanto tiempo sin arreglar. Abrí el armario… esto no, esto tampoco, esto es muy ajustado, esto marca pecho, esto es muy liso… No encontré nada que disimulara que estaba plana de pecho completame
viernes, 31 de octubre de 2008
El Renacer
Dulós:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh9mCKgUDsbTJXOe8ORu2-sZsduth0ifQgxC_UYdxcSjQLber1bQCfBZVIWSyfvFcm7bIbhCSHx3DQXX6MrXaDC4HE1XR13ddK_Q5HqZkBT8Vj6G55Tywua52yYhF_4S8tdLtK2j598aI/s320/flores+regalo+hospital+017.jpg)
Estuve 6 días en el Hospital de Madrid Sanchinarro. Los primeros días era incapaz de mover ni un solo músculo de mi cuerpo. El dolor era insoportable. Las tres primeras noches no dormí ni un solo minuto. Eduardo, mi pareja, trabajaba y me cuidaba. Me cuidaba y trabajaba. Derrochaba amor y cariño. Le amo profundamente y me ama profundamente. También estuvieron al pie del cañón mis padres y mis suegros. Nunca estuve sola y los ramos de flores llegaban sin cesar. El teléfono no dejó de sonar y los amigos sacaron tiempo de donde fuera para traerme un poco de consuelo y distracción. No me arrepiento en absoluto de haber contado mi enfermedad. Y hoy todo el mundo sigue cuidándome. Me siento muy querida y amada. En vosotros está mi fuerza. Gracias por quererme.
viernes, 24 de octubre de 2008
Primera visita a la oncóloga
A simple vista, este hospital parecía un centro de salud cualquiera, con enfermedades comunes, fiebres, lumbalgias, huesos rotos... Pero en pocos segundos Eduardo y yo descubrimos lo que hace distinto y único a un centro oncológico: la angustia, la congoja, la incertidumbre y el miedo flotan en el ambiente de una forma tan invisible como palpable al menor roce. Y la gente suplica con gritos silenciosos por un poco de afecto y ternura. Después de preguntar por mi cita en recepción, Edu disparó la máquina para hacer la fotografía que ilustra este articulo. De repente, una señora de cara amable y ojos claros me ha preguntado si yo era la enferma. Le he dicho que sí, que me habían extirpado los dos pechos. Cuando yo le he preguntado qué le ocurría a ella, ha llorado desconsoladamente y ha hablado balbuceando: “mi marido está muy mal, muy mal, tiene cáncer de pulmón, y esta noche le ha dado por querer dormir en el salón de casa. ¿Y cómo le voy a dejar sólo en el salón? Y yo no he podido dejarle solo. A las 4 se ha despertado, y luego más tarde otra vez… Y por la mañana le he acompañado a quimioterapia, y después a otras pruebas…”
La he visto tan cansada y débil que no he podido más que acariciarle la mejilla, abrazarla y decirle que en cuanto durmiera un poco estaría mejor… Mientras la estrechaba fuerte, he sentido otros brazos que nos envolvían a las dos. Eran los de Edu que también se ha acercado a consolarla. A mi pareja se le ha ocurrido invitarla a un café, y ha conseguido que la señora sonriera: “no, gracias, tengo que irme enseguida. Además, soy muy llorona y os daría la mañana”. Nos hemos vuelto a besar, a abrazar, nos hemos dicho que nos veremos en el hospital… “Por cierto, me llamo Cristina” “y yo Dulós”. Nos hemos dicho adiós con la mano varias veces. Y Cristina ya no lloraba. Sonreía. Ahora parecía tener más energía y aliento para ayudar a su marido enfermo.
En la planta inferior del CIOCC meterte a sesiones de quimioterapia, si sale negativa, no”.
Eduardo:
Pues ya estamos en el siguiente paso, saber si hay quimio o no. Desde que los médicos empezaron a ver las pruebas antes de la operación, siempre nos habían dicho que probablemente Dulós necesitaría quimioterapia. Y ahora nos encontramos con la grata sorpresa de que puede ser que no haga falta. Pues Dulós lo lleva muy bien, está muy animada y estas sorpresas la animan más todavía, lo cual debo reconocer que me preocupa mucho. No sería plato de gusto que al final necetirara quimio, sería lo que coloquialmente se denomina "un buen palo". Pero hay que estar preparado para todo, así que el día 4 veremos. De cualquier manera, Dulós va a seguir rodeada de gente estupenda y pase lo que pase, seguro que entre todos haremos que el camino sea más facil.
domingo, 19 de octubre de 2008
"Eres una preciosa figura de barro sin moldear"
Hacía más de dos semanas que me habían extirpado los pechos, y yo todavía era incapaz de mirarme ni tan siquiera el escote. Me daba un miedo atroz. Incluso nunca me atreví a palparme con la mano por debajo del jersey. No podría soportar que mi mente obtuviera la más mínima información de las cicatrices. En el fondo, imaginaba cuál era mi aspecto real, pero inconscientemente pensaba que mientras no me viera, era como si todavía conservara mis senos. Mi cuerpo seguía viviendo igual que lo hacía con ellos, pero me negaba a aceptar la cruel realidad. Pensaba que, si nadie me obligaba, quizá no tendría que verme hasta que mis prótesis ya me hubieran hecho de nuevo mujer completa. Pero es difícil no verse reflejada en los espejos que adornan los modernos baños. Aún así, en casa nunca me vi, hasta que un día…
Estaba tumbada en la consulta de mi cirujano plástico, el Dr. Martínez Murillo, del Hospital de Madrid, mientras me efectuaba una de las habituales curas semanales. De repente, se me ocurrió preguntarle: “¿Asusto?” Y él, con su habitual sonrisa, contestó: “Sí”. Consiguió que me riera. Entonces me contó que una de sus pacientes le aseguró que ella se parecía a la novia de Chuky, el muñeco diabólico, a lo que yo, volví a preguntarle: “¿y yo, me parezco a esa muñeca?” Y volvió a responderme: “Sí”. Y acto seguido le preguntó a Eduardo: por cierto, “¿Tú eres Chuky?” En ese momento, los tres empezamos a reírnos de esa situación absurda y a la vez divertida. El doctor consiguió que mi nerviosismo desapareciera y, casi sin pensarlo, le dije, “dame un espejo, seguro que estoy más guapa que la novia de Chuky”. Y de nuevo nos reímos. Me miré y…
¡Qué gran trabajo el que hizo conmigo el Dr. Murillo ese día! Quitó dramatismo a la primera vez que me vi el pecho después de la operación. No os lo vais a creer, pero no me vi monstruosa. Sí, me vi sin pechos, plana completamente, no tenía pezones, me vi dos cicatrices horribles, negras y con multitud de puntos… La verdad es que estaba desagradable, antiestética, imperfecta… pero no me impactó. No lloré. Mi mente estaba preparara para esa visión de mi misma. Para la visión de una mujer a la que le han extirpado las dos mamas y que tiene que pensar en el mañana, en el futuro con las heridas cerradas y las prótesis implantadas. Mientras, tenía que vivir el día a día con naturalidad y teniendo claro que estaba venciendo una enfermedad grave. Está claro que… ¡con una sonrisa y buen humor, se superan mejor las penas!