Dulós:
Eduardo, mi pareja desde hace casi dos años, no soporta llegar tarde a las citas. Así que yo me he vuelto puntual a su lado. A la una en punto estábamos los dos en el Hospital de Madrid de Torrelodones. Era el día 20 de agosto. Andábamos contentos porque al día siguiente nos íbamos de vacaciones a Andalucía. Yo nací en el Mediterráneo, me crié en la población gerundense de Platja d’Aro y ya de chiquilla correteaba por la playa invierno y verano. Siempre me ha gustado estar muy morena, porque así me veo más guapa. Recuerdo que de joven me pasaba horas y horas al sol, sin preocuparme por coger un cáncer de piel, aunque todo el mundo me criticaba de inconsciente. ¡Y vaya si lo era! Incluso hubo una época en que hice top-less. Pero dejé de hacerlo porque como en la playa no me ponía las lentillas, no veía nada. Y un día, haciendo el indio en el agua con un flotador enorme con mi hermana Cesca, que en aquella época tendría unos 12 años, de repente, vi que me saludaba un señor. Salí del agua con los pechos al aire –yo tan grácil y contenta- y me acerqué a él. ¡Era el presidente de la diputación de Gerona! Por mi trabajo de periodista, le conocía, y tuve que darle la mano... y evidentemente se la di, y conversé con él unos segundos, pero me sentí tan azorada…¡Qué vergüenza! Nunca más volví a ir en top-less... ¡por lo que pudiera pasar! “Dulós”, oí a la enfermera que me llamaba. Eduardo y yo estábamos esperando a la doctora Torres en la sala de espera del Hospital. Me iba a decir el resultado de la biopsia de dos bultos de la mama izquierda. Me habían hecho la revisión ginecológica anual. Yo estaba muy tranquila porque desde joven me han salido muchos bultos en ambos pechos y siempre han sido benignos. A los 18 y 20 años me operaron del pecho derecho para sacarme dos fibroadenomas. Nada importante. Eduardo y yo entramos en un pequeño despacho -con muy poca decoración y muy austero- en el que ya se encontraba la doctora Torres. Está sentada y muy seria. Dice que me siente. Eduardo se queda de pie a mi lado. Miro a la doctora y dice: “Nadie se lo esperaba, el resultado es malo”. Después de unos tensos segundos de silencio, continúa: “es cáncer”. Silencio. Más silencio. En esos momentos yo no pensé en nada. Es como si te dicen que llueve. Como si estuviera viendo una película. Aún así, logré decir que no podía ser. Que se habían equivocado (todavía hoy, que ya me han hecho la mastectomía, sigo pensando que quizá la biopsia perteneciera a otra mujer y que nunca lo sabré)... Yo me quedé con la mente en blanco, en un infinito relajado, sólo escuchando las suaves palabras de la doctora que mi mente no llegaba a descifrar: “primero te harán muchas pruebas para ver si tienes metástasis, luego te operarán; tienes que pedir cita con tu ginecóloga…” De repente, mi gran pregunta, lo que me haría averiguar de verdad si tenía cáncer: “¿me harán quimioterapia?” “Sí” Esa fue la palabra clave. Sí. Un sí que me perforó el cerebro: Me harían quimioterapia. Vomitaría. Se me caería el pelo. Quizá las uñas. Estaría tumbada y destrozada en la cama. Adelgazaría casi como un cadáver. Sí. Tenía cáncer. En esos momentos todavía no llegué a pensar en mis pechos. Ni por asomo imaginé que los perdería. ¡Perdería mis pezones! ¡Los míos! En realidad salí de la consulta pensando que en dos días estaría bien. Le di dos besos a la doctora. Bromeé con ella sobre mis canceladas vacaciones. Sonreí por dentro y por fuera. En el fondo, mi cerebro seguía en blanco y mi cuerpo danzaba en una nube. Nada de lo que pasaba a mi alrededor era real. ¿Cuántos minutos tardaría en llegar la información a mi consciencia? ¿O quizá este era un buen comienzo de mi enfermedad? ¿Un comienzo positivo, valiente, seguro, inquebrantable y firme?
Eduardo:
Demasiadas noticias nada buenas para Dulós: cáncer, pruebas, operación, quimioterapia… Está blanca y a la vez sorprendida; el silencio se podría cortar con un cuchillo. Veo que no lo está encajando nada bien, hace preguntas sueltas sin orden ni concierto. Una y otra vez me mira fugazmente como diciéndome: “¿qué me está pasando?, no entiendo nada”. Inmediatamente pienso: “hay que hacer algo rápido en el mismo momento del shock”. Entonces, la doctora tuvo una “feliz” idea: que nos fuéramos a la playa los días que ya teníamos previstos, y a la vuelta, empezaríamos con las pruebas. En esas palabras vi clara e inocentemente mi tabla de salvación para ayudar a Dulós y distraer sus acongojados y angustiados pensamientos… ¡inocente de mí! Cuando apoyé la idea de la doctora, recibí… ¡menuda mirada! … -no soy capaz de describirla con palabras-. En esos momentos creo que pensó que yo era el ser más insensible, frio y flemático del mundo, aunque mi intención era buena. Decidí cambiar de estrategia, pero bajo ningún concepto ir a casa a llorar las penas.
Eduardo, mi pareja desde hace casi dos años, no soporta llegar tarde a las citas. Así que yo me he vuelto puntual a su lado. A la una en punto estábamos los dos en el Hospital de Madrid de Torrelodones. Era el día 20 de agosto. Andábamos contentos porque al día siguiente nos íbamos de vacaciones a Andalucía. Yo nací en el Mediterráneo, me crié en la población gerundense de Platja d’Aro y ya de chiquilla correteaba por la playa invierno y verano. Siempre me ha gustado estar muy morena, porque así me veo más guapa. Recuerdo que de joven me pasaba horas y horas al sol, sin preocuparme por coger un cáncer de piel, aunque todo el mundo me criticaba de inconsciente. ¡Y vaya si lo era! Incluso hubo una época en que hice top-less. Pero dejé de hacerlo porque como en la playa no me ponía las lentillas, no veía nada. Y un día, haciendo el indio en el agua con un flotador enorme con mi hermana Cesca, que en aquella época tendría unos 12 años, de repente, vi que me saludaba un señor. Salí del agua con los pechos al aire –yo tan grácil y contenta- y me acerqué a él. ¡Era el presidente de la diputación de Gerona! Por mi trabajo de periodista, le conocía, y tuve que darle la mano... y evidentemente se la di, y conversé con él unos segundos, pero me sentí tan azorada…¡Qué vergüenza! Nunca más volví a ir en top-less... ¡por lo que pudiera pasar! “Dulós”, oí a la enfermera que me llamaba. Eduardo y yo estábamos esperando a la doctora Torres en la sala de espera del Hospital. Me iba a decir el resultado de la biopsia de dos bultos de la mama izquierda. Me habían hecho la revisión ginecológica anual. Yo estaba muy tranquila porque desde joven me han salido muchos bultos en ambos pechos y siempre han sido benignos. A los 18 y 20 años me operaron del pecho derecho para sacarme dos fibroadenomas. Nada importante. Eduardo y yo entramos en un pequeño despacho -con muy poca decoración y muy austero- en el que ya se encontraba la doctora Torres. Está sentada y muy seria. Dice que me siente. Eduardo se queda de pie a mi lado. Miro a la doctora y dice: “Nadie se lo esperaba, el resultado es malo”. Después de unos tensos segundos de silencio, continúa: “es cáncer”. Silencio. Más silencio. En esos momentos yo no pensé en nada. Es como si te dicen que llueve. Como si estuviera viendo una película. Aún así, logré decir que no podía ser. Que se habían equivocado (todavía hoy, que ya me han hecho la mastectomía, sigo pensando que quizá la biopsia perteneciera a otra mujer y que nunca lo sabré)... Yo me quedé con la mente en blanco, en un infinito relajado, sólo escuchando las suaves palabras de la doctora que mi mente no llegaba a descifrar: “primero te harán muchas pruebas para ver si tienes metástasis, luego te operarán; tienes que pedir cita con tu ginecóloga…” De repente, mi gran pregunta, lo que me haría averiguar de verdad si tenía cáncer: “¿me harán quimioterapia?” “Sí” Esa fue la palabra clave. Sí. Un sí que me perforó el cerebro: Me harían quimioterapia. Vomitaría. Se me caería el pelo. Quizá las uñas. Estaría tumbada y destrozada en la cama. Adelgazaría casi como un cadáver. Sí. Tenía cáncer. En esos momentos todavía no llegué a pensar en mis pechos. Ni por asomo imaginé que los perdería. ¡Perdería mis pezones! ¡Los míos! En realidad salí de la consulta pensando que en dos días estaría bien. Le di dos besos a la doctora. Bromeé con ella sobre mis canceladas vacaciones. Sonreí por dentro y por fuera. En el fondo, mi cerebro seguía en blanco y mi cuerpo danzaba en una nube. Nada de lo que pasaba a mi alrededor era real. ¿Cuántos minutos tardaría en llegar la información a mi consciencia? ¿O quizá este era un buen comienzo de mi enfermedad? ¿Un comienzo positivo, valiente, seguro, inquebrantable y firme?
Eduardo:
Demasiadas noticias nada buenas para Dulós: cáncer, pruebas, operación, quimioterapia… Está blanca y a la vez sorprendida; el silencio se podría cortar con un cuchillo. Veo que no lo está encajando nada bien, hace preguntas sueltas sin orden ni concierto. Una y otra vez me mira fugazmente como diciéndome: “¿qué me está pasando?, no entiendo nada”. Inmediatamente pienso: “hay que hacer algo rápido en el mismo momento del shock”. Entonces, la doctora tuvo una “feliz” idea: que nos fuéramos a la playa los días que ya teníamos previstos, y a la vuelta, empezaríamos con las pruebas. En esas palabras vi clara e inocentemente mi tabla de salvación para ayudar a Dulós y distraer sus acongojados y angustiados pensamientos… ¡inocente de mí! Cuando apoyé la idea de la doctora, recibí… ¡menuda mirada! … -no soy capaz de describirla con palabras-. En esos momentos creo que pensó que yo era el ser más insensible, frio y flemático del mundo, aunque mi intención era buena. Decidí cambiar de estrategia, pero bajo ningún concepto ir a casa a llorar las penas.
4 comentarios:
Dulós: Bon dia. Ahir a la tarda, a Granollers, a ca la Pilar, amb motiu de la seva festa ens vam enrecordar de tu. I d l'Edu. De tots dos. I del vostre moment i situació tan especials. I vam llegir els teus escrits del blog. Una lectura emotiva, sentida per part dels teus pares, la Dolo, la Bet, la Maria, la Núria... Tothom va aplaudir. En aquests moments, tots els de la family Ruera som amb vosatres. I us animem. Una abraçada. I què valenta ets Dulós, en obrir aquesta finestra. La festa va anar bé. Es va parlar, cridar, cantar, menjar... A la Pilar li vam regalar una guardiola amb alguns calerons...
Una abraçada.
Paco
Hola Dulós soc Doris de Girona te he vist a les noticies i he quedat sorpresa perque et conec de quan venies a comprar al PUNT I BOTÒ de la carretera Santa Eugenia de Girona debies esta de periodista ha la tele de Girona. Mira et volia dir que parlavem molt jo soc una de les filles i també he passat com tu, i estic mastectomizada, m´agradaria molt parlar amb tu per donarte anims i dirte que tot es supera amb molta paciencia ahhh i mes a mes alegria despres de ho que arrivem a patir. BUENO NO ET VULL DESTORAR MES ET DONC EL MEU NUMERO DE MOVIL PERQUE ME ENCANTARIA PARLAR AMB TU PERQUE JO AIXO DE ESCRIURE NO ES HO MEU. EL NUMERO ES 646412248 EM DIC DORIS
HOLA DULÓS JA VEUS EM TENS ENGANXADA UN ALTRE VEGADA ET VULL DIR ENCARA QUE NO M´AGRADI ESCRIURE PERQUE FAIG MOLTES FALTES, HE VIST TOTS ELS COMENTARIS QUE ET FAN. NO FACIS CAS NI DE LA MITAT PERQUE MES D´UN DEIXAN MOLT QUE DESITJAR, AAAAHHHHHH I SISPLAU JA VEIG PER HO QUE LLEGIT EN L TEU BLOG QUE ETS DE UNA PASTA ESPECIAL VAYA UNA EXTRATERRESTRE HIJAAAA, AHHH I UN ALTRE COSA ELS PROBLEMES DELS DEMÉS SISPLIS NO ELS FACIS TEUS PERQUE CADA PERSONA ES UN MON TE LO DIGO POR ESPERIENCIA CUQUI. TU PALANTE COMOLOS DE ALICANTE QUE ESTO NO ES NAAAAAAAAAA, ET POSO TOT AIXO PERQUE VEGIS EL HUMOR QUE LE POSO AL ASUNTO HAVENT PASSAT LA MATEIXA OPERACIÓ QUE TUU. AHHHH TRUCAM I SINO EM FAS UNA PERDI I ET TRUCO JOOOOO. ADEU CORAZON , POSITIVITAT PER LA PERIODISTA MES SEXYYYY DE TOT ELS TEMPS PERQUE AQUI A GIRONA EM RECORDO QUE ERES LO MES DE LO MES GUAY QUE SORTIES PER LA TELE I MIRA QUE FA ANYS PUES ESTA IGUAL DE GUAPA. CARAY UNES TANTO I UN S ALTRES TAN POC, JI JI. BUENO BESOTES I JA VEUS COM TIN GANES DE PARLAR AMB TU. TRUCAMMM NO TU OBLIDIS.SOC LA DORIS BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
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